Viento en popa… y a toda vela; luna nueva en Swati, Libra, 1 de noviembre de 2024

“Hemisferio Occidental dentro de una Rosa de los Vientos con el Océano Atlántico en el Centro”,
por Piri Reis (capitán Piri) en su Kitab i-Bahriye (Libro de Navegación), siglo XVI.

Con diez cañones por banda,

viento en popa a toda vela,

no corta el mar sino vuela,

un velero bergantín,

bajel pirata que llaman

por su bravura el Temido,

en todo el mar conocido

del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,

en la lona gime el viento

y alza en blando movimiento

olas de plata y azul;

y va el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

y allá a su frente Estambul.

«Navega velero mío,

sin temor,

que ni enemigo navío,

ni tormenta, ni bonanza,

tu rumbo a torcer alcanza,

ni a sujetar tu valor.

Veinte presas

hemos hecho

a despecho,

del inglés,

y han rendido

sus pendones

cien naciones

a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar.

Allá muevan feroz guerra

ciegos reyes

por un palmo más de tierra,

que yo tengo aquí por mío

cuanto abarca el mar bravío,

a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,

sea cualquiera,

ni bandera

de esplendor,

que no sienta

mi derecho

y dé pecho

a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar.

A la voz de ¡barco viene!

es de ver

cómo vira y se previene

a todo trapo a escapar:

que yo soy el rey del mar,

y mi furia es de temer.

En las presas

yo divido

lo cogido

por igual:

sólo quiero

por riqueza

la belleza

sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!;

yo me río;

no me abandone la suerte,

y al mismo que me condena,

colgaré de alguna antena

quizá en su propio navío.

Y si caigo

¿qué es la vida?

Por perdida

ya la di,

cuando el yugo

de un esclavo

como un bravo

sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar.

Son mi música mejor

aquilones,

el estrépito y temblor

de los cables sacudidos,

del negro mar los bramidos

y el rugir de mis cañones.

Y del trueno

al son violento,

y del viento

al rebramar,

yo me duermo

sosegado

arrullado

por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar».

Canción del pirata, José de Espronceda, poeta extremeño, siglo XIX.

Comenzamos el mes de noviembre con una luna nueva en Swati nakshatra, en el signo de Libra. Una nueva luna, una nueva oportunidad. Tras la pasada luna llena en Ashwini nakshatra que encendió el fuego del deseo primordial, ahora es el momento de izar las velas, y dejarnos llevar por el viento y su propia sabiduría espacio-temporal.

Swati nakshatra está formada por una sola estrella, la más brillante de la constelación Bootes, y la tercera más brillante del cielo (después de Sirio/Alpha Canis Majoris y Canopus/Alpha Carinae), que conocemos como Arcturus (Alpha Bootes). La estrella Arcturus se encuentra a unos 37 años luz, y su diámetro es 27 veces mayor que el de nuestro sol. Seguramente por su brillo, durante la Edad Media se asoció a esta estrella con la búsqueda del Santo Grial y las leyendas del rey Arturo, de allí el nombre con el cual se la conoce. La constelación de Bootes representa a un pastor con un cayado que está mirando hacia la Osa Mayor; pero quién era ese pastor varía según qué mitos. También, entre las leyendas de navegantes y marineros del Mediterráneo, se asociaba a esta constelación con la llegada del invierno y las tempestades, y no se consideraba un buen augurio ya que traía dificultades para la navegación. Pero eso nunca ha impedido a un marinero seguir los latidos de su propio corazón para discernir cómo llegar a buen puerto, guiado por las estrellas…

Y eso es lo que nos pide esta energía de luna nueva. Una vez hemos hecho los deberes de conectar realmente con lo que queremos y hemos encendido la chispa, es momento de dar un paso al frente. Alrededor siempre va a haber obstáculos, malos augurios, tempestades, niebla, y un largo etcétera en obstáculos reales o imaginados, pero eso no quiere decir que si observamos con atención, no podamos intuir el momento adecuado, sentir el viento adecuado, que pueda llenar nuestras velas y llevarnos al destino soñado; a sentirnos en integridad con todo lo que nos rodea. Como dice el poema entre líneas, si sabemos escucharnos y seguimos la sabiduría de la naturaleza (viento y mar), seremos dueños de nuestra propia libertad.

La deidad que rige a Swati nakshatra es Vayu, el dios del viento. Vayu representa la energía vital o prana que subyace a todo lo que existe. El aire que respiramos, la sabiduría infinita de la respiración, es un gran ejemplo de lo que simboliza este momento vital en el que nos encontramos. ¿Te has preguntado alguna vez quién está respirando cuando inhalas y exhalas? ¿Cómo es que la respiración tiene su propio ritmo, su propio orden, su propia inteligencia? Según la cosmología corporal yóguica y ayurvédica, existen cinco vayus, o vientos, que rigen diferentes zonas y acciones: prana vayu, apana vayu, udana vayu, vyana vayu y samana vayu. ¿Somos conscientes de los movimientos del prana en nuestros cuerpos? ¿Y en la naturaleza, en el mundo, en todo lo que nos rodea?

Según varios textos y tratados yóguicos y tántricos, se dice que respiramos unas 21600 veces al día. ¿De cuántas inhalaciones y exhalaciones somos verdaderamente conscientes? Durante esta luna nueva, y este mes en general, sería un buen momento de empezar a trabajar con tu respiración, comenzando por observarla sin controlarla. Hacer ejercicios de respiración, o trabajar con el prana a través del pranayama, también sería recomendado para conectar con el simbolismo de esta lunación, y con el significado profundo que Swati, Vayu, el viento y las estrellas quieren desvelarnos.

Existe un equilibrio entre el control, y el dejar ir. Entre lo que podemos decidir, y a lo que debemos rendirnos. Como un navío a merced de las olas y el viento que tiene cierta libertad en elegir el posicionamiento de sus velas. Trabajamos con el poder de la naturaleza y del tiempo, no en contra. Ese sería el secreto. Trabajamos con nuestra respiración, no en contra. Trabajamos con nuestros deseos, no en contra. 

La Shakti, o poder, de Swati es el poder de dispersarse como el viento (Pradhvamsa Shakti). Esta luna trae la oportunidad de aprender a ser flexibles, a abrirnos al cambio y la transformación. Swati tiene varios símbolos: un brote de una planta, una sola brizna de hierba mecida por el viento y una espada. El nombre de Swati se traduce muchas veces como “la independiente”, de la raíz ‘swa/sva’ que significa “el ser”, “la esencia”. Tenemos el deseo de movernos cómo y hacia dónde uno mismo quiere. Tenemos grandes deseos de libertad, de ser quiénes hemos venido a ser, y eso empieza con la total aceptación del lugar que ocupamos en el tiempo-espacio que nos corresponde. Una vez aceptamos, el siguiente paso es abrirnos al cambio. Igual que las historias y mitos de yoguinis y yakshinis que pueden cambiar de forma, ya sea a animal o planta, nosotros también tenemos esa capacidad. Hay algo interno que es como un mástil, firme, seguro, que es la base esencial sobre la que podemos izar las velas, y luego, dejar que el viento nos mueva. Debemos buscar esa esencia, reconocerla y enraizarnos en ella, porque los cambios llegan, queramos o no. ¿No será mejor que sean cambios elegidos, en vez de cambios sorpresa? Y si fueran sorpresa, que podamos siempre volver a nuestro centro. 

Dentro del sistema zodiacal de doce signos, incluímos a Swati nakshatra completamente dentro de los márgenes del signo de Libra. El signo de Libra está regido por Venus, y Venus se encuentra en estos momentos en Escorpio, acompañada, desde muy recientemente, de Mercurio. Ambos planetas están navegando hacia el abismo profundo del océano. Nuestra capacidad de ver el orden y la belleza, y nuestra capacidad de discernir, están ahora mismo coloreadas por el misterio. Tenemos ganas de profundizar. Ya no nos vale lo superficial. Aquello que creíamos que nos hacía felices, está cambiando. Y debemos aceptarlo y cambiar con ello. Es momento de cambiar de rumbo. 

Marte debilitado en Cáncer está creando un aspecto un poco duro hacia el sol y la luna, dándonos una sensación de que nuestra motivación se ahoga en los mares de dudas. Dudamos de nuestra propia fuerza y capacidad para avanzar en nuestros planes, en los cambios y transformaciones que ya podemos estar sintiendo de manera intuitiva o instintiva. Pero el miedo y la duda pueden convertirse en grandes aliados, si sabemos darles el espacio necesario para que sientan también la libertad de existir, pero colocándolos detrás de nosotros para que nos empujen hacia dónde queremos ir, en vez de delante de nosotros donde nos impiden avanzar con claridad. El miedo y la duda pueden ser compost fértil para cualquier renacimiento.

Por último, sólo quería decir una cosa más. El mundo está lleno de sufrimiento. Lleno de injusticia. Cada día nos levantamos y vemos imágenes que ni en nuestras peores pesadillas pudimos haber imaginado. El mundo siempre ha sido, y siempre será un lugar dual donde van a convivir la belleza más absoluta, con el dolor más incapacitante. En mi opinión, cuando sentimos la impotencia de no “poder hacer nada” para ayudar a aquellos que se encuentran en los infiernos que hemos creado en el aquí y ahora en esta tierra, podemos recordarnos que debemos buscar la paz primero en nosotros mismos. Sí, podemos hacer algo, y ese algo, aunque suene insignificante en el gran esquema espacio-temporal, os aseguro que no lo es.

Ese algo es vivir en integridad. Seguir caminando cada día para reconocer esa esencia que nos sustenta. Seguir haciendo nuestras prácticas. Seguir abrazando a nuestros seres queridos. Seguir disfrutando y agradeciendo cada segundo de privilegio que tenemos. Alzar la voz por aquellos que no pueden. Navegar las aguas de la vida, siempre hacia adelante, siempre hacia donde nos lleve el viento. Sin hundirnos. Sin rendirnos a pesar de las dificultades. Se lo debemos a todos aquellos que ya no están aquí, y a todos aquellos que están sufriendo. Nos lo debemos a nosotros mismos y al deseo primordial que brota de nuestros corazones y del corazón universal.

Una vez aprendemos a caminar en integridad con la voz interna del discernimiento cortante (como esa espada de Swati), las decisiones que tomemos al final tendrán un impacto a nivel mundial. Qué compramos y dónde, qué comemos, a quién votamos, qué límites ponemos, a quién dejamos entrar en nuestras vidas, y a quién decimos adiós. Dónde gastamos nuestra energía, y dónde ya no. Cuando vivimos en integridad, todas y cada una de nuestras decisiones serán por y para la libertad personal y colectiva. Ojalá, como dice el poema de Espronceda, el mar sea al final nuestra única patria. Sin distinción, que el amor sea hogar del pasado, del presente, del futuro, y de lo eterno.

Podéis ver mi vídeo en Youtube para más detalles astronómicos, astrológicos y simbólicos sobre esta luna.

Os deseo una muy feliz luna nueva,

¡viento en popa a toda vela!

Gracias por leerme,

Danah


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